Que nunca el amor se acabe por favor.
Que nunca el amor salga de adentro de su fervor.
Que nunca el amor sea enfermizo de quererlo.
Que nunca el amor sea solo tuyo sea de los dos.
Que nunca el amor se acabe mientras las palabras hablen.
Que nunca el amor deje de oír mientras yo ame.
Que nunca le amor se ensombrezca mientras el sol y la luna reflejen.
Que nunca el amor se entristezca aunque mis ojos ciegos no amen.
Porque el amor quiero seguirlo,
como quiero amarlo para encadenarlo,
y así cuando quieran en sus eslabones desatarlos,
sus puntas en lanzas se unan más fuerte
en su fuerza de amante,
fuerza que unida al amar del tiempo
como del viento podrá jamás alcanzar lamento,
no habrá tiempo ni pensamiento
confuso, que cierre mis manos
como mi corazón de amor al mundo,
para acogerlo entre mi pecho que es el tuyo
encadenado al amor del cielo…
Porque amando en su extensión de legado,
es declarado en nuestras palabras
como en nuestros rostros,
en la luz de su reflejo
como de su verdad,
en el hablar sin callar
como del expresar de libertad,
de su cantar como de su andar,
de caminos y destinos
sin neceseres ni respirares de aliento…
Autora: Lucia Pastor
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